top of page
Buscar
Foto del escritorPalladian Routes

Donde se cierne Leonardo Valmarana



La familia Valmarana, la de Giovanni Alvise y su muy elogiada esposa, y más tarde viuda, Isabella Nogarole. La familia Valmarana del Palazzo Valmarana (ahora Braga Rosa), donde tenemos nuestra sede, el tejido empresarial de los Palladianos, propietarios de las Villas Palladio, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La de Leonardo, príncipe de la Academia Olímpica en el Teatro Olímpico.


Bueno, esa familia Valmarana vive aquí, todavía, en estas paredes, aquí entre los entornos en los que trabajamos, aquí en los apartamentos sobre nuestras cabezas.


De vez en cuando alguien se asoma, si se mira con atención pasando aquí por el antiguo Pozzo Rosso, desde las ventanas de la planta noble, entreabriendo imperceptiblemente una de las altas contraventanas.




Lo encontramos paseando entre las Villas Palladio por la ciudad, llegando allí donde se hizo cargo de las obras de construcción de la Villa en Lisiera tras la muerte de su tío.





Se encuentra en la cripta de Santa Corona, donde, tras la muerte de su hermano, Leonardo pidió a su arquitecto que construyera una capilla en la que también descansarían sus padres.





Lo escuchamos respirar entre los antiguos jardines de Valmarana (hoy Salvi), entre un Hércules Farnesio y un busto de Giangiorgio Trissino, frente a una galería que se refleja en la Seriola: son dos imágenes reflejadas y opuestas, pero en armonía la una con la otra. otros, los del sueño y la realidad, los de la visión y la historia.

El primero parpadea, inmaterial, al revés: el segundo nos mira, desde un pasado al que aspiramos, en ese momento, puesto en movimiento.



Encontrarlo de nuevo allí, detrás de nosotros, en el centro, cuando nos sentamos junto a otros desconocidos, todos iguales en estos sencillos escalones de madera, casi junto a los actores que podemos imaginar en el escenario frente a nosotros, mientras experimentan Edipo Rey. aquella noche de hace cuatrocientos años: en el Teatro Olímpico obviamente.


Leonardo, que se fusionó por un momento eterno con Carlos V, nos observa desde arriba, príncipe de una ciudad orgullosa de su ambición, su ingenio y su virtud.


Orgullosa de haber sido, o más bien de haber empezado a ser, la ciudad de Palladio.


¡Descubre más aquí!





0 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page