A partir de mediados del siglo XV en Italia, además de la Toscana, surgieron distintos caminos hacia el humanismo en varias otras regiones.
Uno de los caminos más coherentes y exitosos fue el camino veneciano, con Venecia como motor. En Venecia, como en Florencia, el objetivo cultural más importante del arte fue la determinación de la esencia universal de la naturaleza.
A diferencia de los toscanos que lo identificaron en la forma inteligible del primero y en la sustancia del segundo, los venecianos identificaron la esencia en el color; el color es otro aspecto a través del cual se expresa el fenómeno de la luz. Mientras que en la Toscana la luz se traduce por un claroscuro cromático, en el caso específico del Véneto se presenta en forma de un complejo de zonas cromáticas.
El color veneciano, al igual que el claroscuro teórico de los toscanos, revela realidades metafísicas. Pero para los toscanos la luz penetra cerca de la materia para revelar la forma inteligible de las cosas, para los venecianos la luz satura la materia para revelar la forma que se da a la intuición en la sustancia. Sumérgete en el Renacimiento italiano con nuestro tour por Toscana.
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