Tenía 67 años cuando se desató una terrible epidemia de peste en pleno verano, que mató a uno de cada tres venecianos.
Al cabo de un año, el Senado decide invocar la ayuda divina votando por una nueva Iglesia. Hacía unos años había sucedido a Sansovino en el cargo de Proto della Serenissima, o arquitecto jefe de la República: Diseñaba inspirado, sin descanso, un entramado de pisos y volúmenes de mármol blanco, ladrillos y marmorino que crecía rápidamente, para la primera procesión en el puente de pontones que tuve tiempo de ver, la iglesia aún en construcción, en el umbral de mis setenta años. La plaga había terminado.
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