El ojo se pierde, el espíritu se eleva y la mente trata de comprender tal Belleza.
Probablemente estamos ante una obra de Andrea Mantegna.
El pintor, ciudadano de la República de Venecia, pero formado en Padova, deleitó con sus obras las cortes más importantes del siglo XV y tras trabajar en la Gonzaga, se trasladó a Roma y Florencia.
Justo aquí, encontramos el Tríptico de los Uffizi: el área de creación de la pintura aún no es segura, para algunos es una obra de Mantua llegada quién sabe cómo a Florencia, para otros estudiosos en cambio, los paneles de madera fueron pintados por Mantegna. durante una de sus estancias en la Toscana. Otros, sin embargo, remontan el origen de la obra al último período padovano del pintor.
El Mantegna también aquí nos sorprende con los detalles y la arquitectura en un alto nivel de realismo. Cada piedra, cada tela, cada zapato puesto en el suelo parece estar vivo y el nivel de solemnidad de las obras es muy alto, casi oraciones transpuestas sobre la madera.
Verdad, investigación de lo Alto y precisión. Esta es la Mantegna que encontramos en la Toscana, madura y armoniosa.
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