Las relaciones entre la República de Venecia y Turín durante el Risorgimento italiano.
Hace más de ciento cincuenta años, el 18 de febrero de 1861, se reunió en Turín el primer parlamento italiano, capital de un nuevo estado: Italia.
El movimiento había sido lanzado en los años veinte del siglo XIX por escritores, artistas y políticos deseosos de unificar el mosaico de estados que había surgido a partir de la irrupción de los ejércitos de Napoleón en este espacio geográfico.
Las revoluciones democráticas de 1848 habían sido oportunidades perdidas. Doce meses durante los cuales las relaciones entre Venecia y Turín se debaten entre el viejo orgullo de la República y un pragmatismo que, mucho más que idealismo, empuja a la unidad con el Piamonte. Pero el reino de Piamonte-Cerdeña se había convertido, gracias a una constitución más liberal que en cualquier otro lugar de la península, en el refugio de los partidarios del Risorgimento.
Entre 1848 y 1860, demócratas, federalistas, monárquicos y liberales se reunieron en los cafés y restaurantes de Turín para imaginar un futuro común para los principados italianos.
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