Ilustrado patrician de Vicenza, tengo el honor de haber sido un gran amigo de Giacomo Angarano, que acogió la boda de mi hija Zenobia en su palacio de Vicenza.
Hombre de gran espiritualidad y gran amante de la arquitectura, le dediqué la primera mitad de los Cuatro Libros, pero también diseñé la Villa con la Barchesse entre los viñedos que aún hoy la adornan.
Contribuí en parte, al igual que el trágico destino que le tocó a su familia.
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