Mi villa Veronese, prueba de que incluso de viejo -sí, a estas alturas ya lo era- aún sabía innovar. Hasta el final.
No es sólo aquel Veronés, la rusticidad espartana, los sillares irregulares como tramos ásperos de la montaña, bajo esos inesperados capiteles jónicos ...
No es sólo el poderoso grotesco de esta idea. Es la idea de un vacío, acogedor, seductor, que te lleva - a ti, invitado - al centro, acogido en la propiedad del Sarego di S.Sofia, en Valpolicella.
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